Hola, querido lector.
¿Alguna vez has descartado una película solo porque otras del mismo universo te decepcionaron? A mí me pasó con Marvel. Después de Avengers: Endgame, muchas de sus producciones simplemente no dieron el ancho: guiones flojos, inclusión forzada y tramas que no cumplían ni con lo mínimo esperado (sí, She-Hulk, te estoy mirando). A pesar de eso, han habido excepciones que funcionan como salvavidas: Loki (ambas temporadas), Agatha All Along, Spider-Man: No Way Home, Guardianes de la Galaxia Vol. 3 y, más recientemente, Deadpool & Wolverine. Pero después de tanto tropiezo, Marvel por fin apretó el botón de emergencia... y lo hizo con algo inesperado: *Thunderbolts*.
Una reunión inesperada
Thunderbolts*, dirigida por Jake Schreier y con fotografía
de Matthew Libatique, conocido por su trabajo en películas como Black Swan y
Iron Man, marca el regreso de varios personajes que han sido piezas importantes
dentro del MCU: Bucky Barnes, Yelena Belova, John Walker, Ghost y Taskmaster
(aunque este último sigue sin tener gran relevancia). Y claro, también vuelve
el glorioso Red Guardian (Alexei Shostakov), quien, una vez más, se roba con
facilidad las escenas cómicas. Porque sí, aunque esta película está cargada de
drama e introspección, también tiene su buena dosis de humor.
La historia arranca con una narrativa interesante y fácil de
seguir. Valentina Allegra de Fontaine, ahora directora de la CIA, intenta
borrar evidencia que podría comprometerla. ¿Su estrategia? Reunir a todos estos
personajes para una misión que, en realidad, es una trampa: matarse entre ellos
en una bodega alejada. Pero como suele pasar en el MCU, las cosas se complican.
Así es como aparece un proyecto no eliminado: el experimento Sentry.
Un nuevo equipo y un nuevo enemigo
Tras la aparición de Alexei y los recuerdos dolorosos de la
infancia de Yelena, se forma un nuevo equipo: los Thunderbolts. Su misión es
enfrentar a un antagonista poderoso y fugaz: Sentry, un personaje rotísimo en
el MCU, especialmente para este grupo que apenas y tiene dos versiones del
suero del supersoldado.
Sentry me parece un antagonista muy bien elegido. No solo
por su fuerza, sino porque representa un conflicto más profundo. Sin embargo,
siento que el protagonismo recae principalmente en Yelena Belova y su historia
personal. Ella es el corazón de la película.
¿Quién es el verdadero villano?
Después de enfrentamientos con figuras del calibre de Thanos, Ultron o "Aquel que permanece", uno esperaría otro titán como enemigo. Pero esta película toma otro camino.
Aquí, los Thunderbolts se enfrentan al peor villano de
todos: la depresión.
Sí, lo digo en serio. Thunderbolts* no solo habla de
redención, traumas o misiones imposibles; habla del peso que cargan estos
personajes. Del daño emocional. Del dolor que no se ve. Y eso la hace destacar
dentro del UCM.
Apartado técnico: una producción que se siente cuidada
Una de las grandes sorpresas de Thunderbolts* es su calidad visual y sonora. La fotografía de Matthew Libatique aporta una paleta sobria, con planos cerrados que enfatizan la tensión emocional y escenas de acción que no se sienten caóticas.
Los efectos especiales están bien integrados: no hay abuso del CGI, y lo que hay está a la altura. Además, la banda sonora refuerza el tono dramático y las secuencias más íntimas, mientras que el trabajo de mezcla y diseño de audio acompaña con precisión los momentos más intensos. Todo esto crea una experiencia cinematográfica sólida y bien lograda.
¿La recomiendo?
Definitivamente, sí.
Es una de esas películas por las que volvería a mi Cinemex
más cercano sin dudarlo. Y me quedaría otra vez a ver las dos escenas
postcréditos que, por cierto. son fundamentales para el futuro del MCU. Tocan
temas como los dos grupos de Vengadores que podrían formarse: uno oficial con Z
y otro vinculado a derechos de autor con S (guiño, guiño). Además, nos dan por
fin la esperada introducción de los 4 Fantásticos.
Calificación final
A Thunderbolts* le doy un sólido 9.4/10.
Es intensa, divertida, con momentos de introspección real y
un elenco que por fin brilla como debe. Si Marvel sigue este camino, tal vez
logre reconquistar a los fans que se estaban bajando del barco.